La CEV realiza una valoración relativamente positiva de los datos del paro, contratación y afiliación correspondientes al mes de julio de 2020.
Esto es así si lo comparamos con el pasado mes de junio, puesto que la Comunitat Valenciana ha reducido el número de parados en 21.782 personas respecto al mes anterior (4,77% menos). Este descenso se sitúa por encima de la media nacional (2,33 % menos). De este modo, la Comunitat Valenciana es la segunda comunidad autónoma en la que más se reduce el paro en términos absolutos respecto a junio de 2020.
Sin embargo, si bien la cifra se reduce en términos intermensuales, en tasa interanual la diferencia con julio del 2019 es de más del 23 %, con 83.045 parados más en el conjunto de la Comunitat Valenciana.
Análisis provincial:
En tasa mensual, el paro ha descendido en las tres provincias; si bien destaca el descenso registrado en la provincia de Alicante, que se coloca como la primera provincia en la que más ha bajado esta cifra de toda España con 9.294 parados menos; mientras que la provincia de Valencia sería la tercera en la que más ha descendido con 8.894 parados menos. Si bien en Castellón la reducción en términos absolutos es la menos significativa de las tres provincias, con 3.594 personas paradas menos; en términos relativos el porcentaje se sitúa en el 7,34 % menos, por encima de Alicante (5,01 % menos) y Valencia (4,00 % menos).
Por el contrario, en tasa anual destacaría el aumento del paro en Alicante (26,61 %), y a más distancia Castellón (22,16 %) y Valencia (21,51 %).
Análisis sectorial:
En tasa mensual, el desempleo ha aumentado en el sector agrícola debido, como ya sucedió en meses anteriores, por la coincidencia con el fin de la recogida de algunas variedades de frutas; sin embargo, el paro ha bajado en el resto de sectores posiblemente por el reinicio de la actividad y la temporada estival.
Desde la CEV se insiste en la necesidad de que las políticas económicas mantengan y adopten en el corto plazo aquellas medidas fiscales, laborales y sectoriales que preserven al máximo el tejido empresarial y con ello el empleo, y en el medio plazo se acometan, sin demora, las reformas de carácter estructural que eleven los niveles de productividad y competitividad y reorienten nuestro modelo económico por la senda de la digitalización, el pacto verde, la innovación y la internacionalización.
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