Cuando hablamos de liderazgo en tecnología, las imágenes que evocamos suelen estar dominadas por hombres. Sin embargo, el panorama está cambiando, y cada vez son más las mujeres que lideran proyectos disruptivos en este sector. En el pasado I Congreso Mujeres y Tecnología, celebrado en Alicante el 23 de febrero de este año, quedó patente que el liderazgo femenino está emergiendo como una fuerza transformadora en el ámbito tecnológico.
El liderazgo tradicional ha sido históricamente jerárquico, centralizado y poco empático. En contraste, el liderazgo femenino, basado en la colaboración, la creatividad y la resiliencia, está demostrando ser un modelo efectivo para enfrentar los retos de la era digital. En el Congreso, se abordaron casos de éxito como el de mujeres que lideran startups tecnológicas o dirigen equipos de investigación en inteligencia artificial, blockchain y sostenibilidad.
No obstante, el liderazgo femenino en tecnología no está exento de desafíos. Según un estudio de McKinsey, solo el 22% de los roles de liderazgo en empresas tecnológicas están ocupados por mujeres. Este dato refleja una barrera sistémica que se traduce en falta de oportunidades, sesgos inconscientes y una ausencia de modelos femeninos visibles en el sector.
Durante las ponencias del Congreso, se subrayó que para fomentar el liderazgo femenino es necesario no solo romper techos de cristal, sino también construir puentes que conecten a mujeres con oportunidades de crecimiento. Las empresas deben comprometerse con políticas inclusivas, como la igualdad salarial, la conciliación laboral y programas de mentoría.
Otro tema destacado fue la necesidad de una educación que inspire a las nuevas generaciones de mujeres a aspirar a roles de liderazgo tecnológico. La inclusión de referentes femeninos en los currículos escolares, el acceso a formación en STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas) y la promoción de entornos laborales libres de discriminación son esenciales para avanzar en este camino.
El Congreso también dejó claro que el liderazgo femenino no es solo una cuestión de justicia social, sino de eficiencia económica. Estudios han demostrado que los equipos diversos son más innovadores y rentables. Por lo tanto, promover la presencia de mujeres en puestos de liderazgo tecnológico no es solo un imperativo ético, sino una estrategia empresarial inteligente.
En un mundo cada vez más interconectado, el liderazgo ya no se mide solo por el poder, sino por la capacidad de inspirar, colaborar y transformar. Las mujeres están demostrando que tienen estas cualidades en abundancia, y es tarea de todos facilitar su ascenso en la tecnología. El I Congreso Mujeres y Tecnología marcó el inicio de una conversación que debe convertirse en acción sostenida. El futuro del liderazgo tecnológico es femenino, y cuanto antes lo entendamos, mejor preparados estaremos para enfrentar los retos del mañana.